Nací Guerrera

 



Nací guerrera, nací peleando,…
 fui concebida en plena batalla por la supervivencia.
 Necesito la confrontación como medida de realidad.
 Me gusta la gente que pelea.
 Me enamoran las mujeres que discuten,
 las que pelean por causas que consideran meritorias de ser peleadas,…
 Cierto es que no soy neutral, amo a las mujeres por encima de cualquier consideración.
 Pelear, discutir, ésas somos nosotras. Peleamos, discutimos, estamos vivas y así lo reflejamos.
 Milenios de comportamiento inducido no han doblegado nuestro espíritu,
 y hasta nosotras nos vemos sorprendidas en ocasiones.
 ¿Cómo deciros que en el mar de bruma en el que me muevo en éstos días vosotras sois mi faro,…?
 Seguir peleando, seguir discutiendo,… obviamente entre tantas hermanas están aquellas con las que más relación e intercambios de opiniones he tenido y tengo. No soy, ni he sido una persona susceptible de sentirme ofendida en algún momento.
 Me cuesta olvidar mi “educación buen rollista” y antepongo las necesidades familiares a las mías. Y es una mierda hermanas, una verdadera mierda. Y quiero pelear y estoy tan llena de frustración mal encauzada que podría con todo el ejército de Leonidas y Gerges juntos.
 Y resulta que sólo peleo con quienes pretenden trocar mi “mal rollo” por luz y calor.
 En mi pueblo teníamos una frase para ésa actitud “hacetelo ver”, ignoro si aún se sigue usando.
 Y muchas veces a lo largo del día me recuerdo ésa frase
 y me digo “Graciela hacetelo ver” y lo hago.
 Me miro, rebusco y uso el bisturí, abro viejas heridas y las dejo sangrar.
 Soy una pagana y me refocilo restregándome cual gata en celo ensangrentada. Estoy en mi momento oscuro y lo disfruto, me lo estoy permitiendo, pequeño y “sin remordimientos”.
 No tenemos permitido adentrarnos en la oscuridad y pobre de la que lo intente, será inmediatamente apartada y “corregida”.

Informe desde las trincheras,…